Sabrosos recuerdos de un almuerzo entrañable

Para la crónica del almuerzo sancho-quijotesco, que celebramos el viernes, 24 de abril, os dejo las palabras leídas al comienzo del acto:

“Un cordial saludo a mis compañeras y compañeros de sueños quijotescos, de realidades de Sancho, de idealizaciones dulcinescas, de sabiduría de bachilleres, de espejismos de molinos y gigantes, de confusiones de rebaños con ejércitos… y del buen hacer cervantinos, sin olvidar la crítica con tintes de humor para afrontar el día a día.

Como sabéis, estamos celebrando este año el cuarto centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote. (El Q. II que habéis visto a veces anunciar en la pizarra de los avisos de la Sala de profesores).

Han sido muchas y muy variadas las actividades que, en torno a este evento, hemos realizado y continuaremos realizando hasta el mes de junio.

Se han implicado numerosos departamentos, con actividades incardinadas en sus respectivos currículos, preparadas con tesón y entusiasmo por el profesorado, y recibidas con agrado y entrega por el alumnado.

No es el momento de desgranar actividades, pero sabed que han participado los departamentos y proyectos de: Biología y Geología, Geografía e Historia, Matemáticas, Física y Química, Educación Física, Plástica, Madera, Orientación, Lengua castellana y Literatura, DACE, Proyecto Integrado de Francés, Hostelería y Turismo, Proyecto de Lectura y Biblioteca, Feria del Libro… En definitiva, que se ha visto implicada en el homenaje al Quijote una gran parte de nuestra comunidad escolar.

Y ahora es el momento de celebrar el “almuerzo sancho-quijotesco”. El nombre pretende homenajear a los dos personajes novelescos; por eso, los platos representan pasajes de la primera y segunda parte de nuestra novela más universal. En esta segunda, la referencia gastronómica más directa es la del “banquete que no probó Sancho” cuando fue gobernador de la ínsula Barataria; por eso hemos adelantado el nombre del escudero al del hidalgo.

A medida que traigan cada plato, leeremos un pasaje literario en el que se ha inspirado la creatividad gastronómica de nuestros compañeros Nicolás Huertas, Pedro Torres y su alumnado. Esos platos son servidos y regados impecablemente por el alumnado de Raúl Márquez.

Y sin más, ¡que comience el banquete que sí probaremos y saborearemos en el Gran Capitán!”

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DUELOS Y QUEBRANTOS (I, 1)
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/INICIO DE LA NOVELA/
“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellorí de lo más fino”. (…)
BACALAO SOBRE PAN NEGRO (I, 2)
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/LLEGADA DE DON QUIJOTE A LA VENTA, DONDE SERÁ ARMADO CABALLERO/
“(…) Las mozas, que no estaban hechas a oír semejantes retóricas, no respondían palabra; sólo le preguntaron si quería comer alguna cosa. Cualquiera yantaría yo, respondió D. Quijote, porque a lo que entiendo me haría mucho al caso. A dicha acertó a ser viernes aquél día, y no había en toda la venta sino unas raciones de un pescado, que en Castilla llaman abadejo, y en Andalucía bacalao, y en otras partes curadillo, y en otras truchuela”.
Preguntáronle si por ventura comería su merced truchuela, que no había otro pescado que darle a comer. Como haya muchas truchuelas, respondió D. Quijote, podrán servir de una trueba; porque eso se me da que me den ocho reales en sencillos, que una pieza de a ocho. Cuanto más, que podría ser que fuesen estas truchuelas como la ternera, que es mejor que la vaca, y el cabrito que el cabrón. Pero sea lo que fuere, venga luego, que el trabajo y peso de las armas no se puede llevar sin el gobierno de las tripas. Pusiéronle la mesa a la puerta de la venta por el fresco, y trájole el huésped una porción de mal remojado, y peor cocido bacalao, y un pan tan negro y mugriento como sus armas. Pero era materia de grande risa verle comer, porque como tenía puesta la celada y alzada la visera, no podía poner nada en la boca con sus manos, si otro no se lo daba y ponía; y así una de aquellas señoras sería de este menester; mas el darle de beber no fue posible, ni lo fuera si el ventero no horadara una caña, y puesto el un cabo en la boca, por el otro, le iba echando el vino. Y todo esto lo recibía en paciencia, a trueco de no romper las cintas de la celada”. (…)

TERNERA EN ADOBO (Casona: Sancho Panza en la ínsula Barataria)
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/OBRA DE TEATRO DE ALEJANDRO CASONA, REPERTORIO DE “LAS MISIONES PEDAGÓGICAS” EN LA II REPÚBLICA ESPAÑOLA/
(…) SANCHO.- ¿Qué plato es ése, muchacha?
PAJE PRIMERA.- Salpicón de vaca con nabos y cebollas.
SANCHO.- ¿Cebollas has dicho? ¡Santa palabra querida!
DOCTOR.- ¡Fuera ese alimento despreciable! ¿Y ese otro?
PAJE SEGUNDA.- Ternera en adobo.
DOCTOR.- ¿Caliente y con especias? Ese plato es enemigo de la vida. ¡Fuera ese adobo! (…)

SUPLICACIONES RELLENOS DE SALPICÓN Y CARNE DE MEMBRILLO (II, 47) IMG_5589

/FINAL DE LA NO COMIDA DE SANCHO PANZA, COMO GOBERNADOR/
“(…) Mas lo que yo sé que ha de comer el señor gobernador ahora para conservar su salud y corroborarla, es un ciento de cañutillos de suplicaciones y unas tajadicas subtiles de carne de membrillo, que le asienten el estómago y le ayuden a la digestión.
Oyendo esto Sancho, se arrimó sobre el espaldar de la silla y miró de hito en hito al tal médico, y con voz grave le preguntó cómo se llamaba y dónde había estudiado”. (…)

TORTAS DE ALMENDRAS (II, 13)
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/AVENTURA DE DON QUIJOTE CON EL CABALLERO DEL BOSQUE/
(…) “-¡A mí con eso! -dijo Sancho-. No toméis menos, sino que se me fuera a mí por alto dar alcance a su conocimiento. ¿No será bueno, señor escudero, que tenga yo un instinto tan grande y tan natural, en esto de conocer vinos, que, en dándome a oler cualquiera, acierto la patria, el linaje, el sabor, y la dura, y las vueltas que ha de dar, con todas las circunstancias al vino atañederas? Pero no hay de qué maravillarse, si tuve en mi linaje por parte de mi padre los dos más excelentes mojones que en luengos años conoció la Mancha; para prueba de lo cual les sucedió lo que ahora diré: «Diéronles a los dos a probar del vino de una cuba, pidiéndoles su parecer del estado, cualidad, bondad o malicia del vino. El uno lo probó con la punta de la lengua, el otro no hizo más de llegarlo a las narices. El primero dijo que aquel vino sabía a hierro, el segundo dijo que más sabía a cordobán. El dueño dijo que la cuba estaba limpia, y que el tal vino no tenía adobo alguno por donde hubiese tomado sabor de hierro ni de cordobán. Con todo eso, los dos famosos mojones se afirmaron en lo que habían dicho. Anduvo el tiempo, vendióse el vino, y al limpiar de la cuba hallaron en ella una llave pequeña, pendiente de una correa de cordobán.» Porque vea vuestra merced si quien viene desta ralea podrá dar su parecer en semejantes causas.
-Por eso digo -dijo el del Bosque- que nos dejemos de andar buscando aventuras; y, pues tenemos hogazas, no busquemos tortas, y volvámonos a nuestras chozas, que allí nos hallará Dios, si Él quiere.
-Hasta que mi amo llegue a Zaragoza, le serviré; que después todos nos entenderemos”. (…)

Por último, os dejamos un álbum fotográfico para que podáis comprobar el buen ambiente en el que discurrió el almuerzo. ¡Que aproveche!

Carmen Jurado

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