LA POLIVALENCIA DE LA LITERATURA

Esta mañana nos hemos reunido, en la biblioteca, para hablar sobre “El lector”. En la introducción al autor, María destacó el hecho de que esta novela es parcialmente autobiográfica, lo cual explica la naturalidad y el verismo con que se cuenta la historia.

En el turno de valoraciones, hubo casi unanimidad, entre los asistentes, en cuanto a la excelencia del texto escrito por Bernhard Schlink: se elogió la historia de amor, como hilo conductor; el trasfondo histórico del nazismo; la sencillez con la que está escrito; y el atractivo y la complejidad de los dos personajes protagonistas.

Igualmente, valoramos positivamente el punto de vista del narrador protagonista, que nos permite conocer la historia tal como la vivió Michael y, al mismo tiempo, ir despejando, gradualmente, las incógnitas que deja sueltas sobre el personaje de Hanna.

Lola recordó un fragmento que resume lo que es la vida humana y la vida de los protagonistas de “El lector”:

“Los estratos de nuestra vida reposan tan juntos los unos sobre los otros que en lo actual siempre advertimos la presencia de lo antiguo, y no como algo desechado y acabado, sino presente y vívido”.

En este sentido, comentamos la complejidad de ambos personajes: la evolución de Michael, desde la inocencia de un chico de 15 años, que, descubre el sexo y el amor, quizá prematuramente, hasta convertirse en un adulto infeliz y desconfiado; y también cómo vamos conociendo, poco a poco, a Hanna, sus verdaderos sentimientos hacia Michael, su frustración por no saber leer y escribir, su pasado nazi.

A la pregunta de  por qué Michael le sigue leyendo libros, cuando Hanna está en la cárcel y, en cambio, nunca le escribe ni va a visitarla, respondimos que lo hacía, porque, por un lado, todavía la recuerda y se siente culpable por no haber declarado en el juicio, y, por otro, porque tiene un imagen de ella, que, probablemente, no se corresponde con la realidad. En el fondo, es una ambivalencia de sentimientos, que le tiene bloqueado sentimental y profesionalmente.

El debate estuvo especialmente vivo, en el análisis de la relación entre Michael y Hanna: si la sostiene o no el amor. Hubo disparidad de opiniones sobre por qué ella, después de muchos años en prisión, deja de cuidarse y por qué se suicida. Para unos esta última decisión está condicionada fundamentalmente por la actitud de Michael, cuyos sentimiento de amor, prácticamente, se han extinguido; para otros, porque Hanna era incapaz de enfrentarse al mundo exterior, después de muchos años de prisión. El punto de encuentro entre ambas posiciones lo encontramos en que Michael, que era el único asidero para facilitar su integración en este mundo, le falla, a pesar de haberle buscado una casa y una ocupación.

Concluimos alegrándonos de estos puntos de vista diferentes sobre determinados aspectos de la novela, que, en último extremo, ponían de relieve una de las características de la obra literaria: su polivalencia.

Próxima lectura: “El Sur” de Adelaida García Morales, una novela de apenas 50 páginas,  que dio origen al guión de la película del mismo nombre, dirigida por Víctor Erice. Trata de una hija que evoca la figura de su padre, del que decían que era muy raro. Hablaremos de ella, el jueves, 13 de enero, a las 17 horas. Veremos también la película.

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