LA REUNIÓN MÁS CONCURRIDA

No está nada mal. La reunión más concurrida para cerrar el curso. Entre 35 y 40 personas hablamos el pasado jueves, en el aula de audiovisuales, durante casi dos horas, sobre “El señor Ibrahim y las flores del Corán”. Está claro que, si queremos lograr la participación del alumnado en el Club de Lectura, se tienen que dar dos requisitos: uno, que el libro tenga el suficiente atractivo y, dos, que el profesorado se implique en la captación del mismo.

Ambos requisitos se cumplieron: la novela de Eric-Emmanuel Schmitt había gustado a la inmensa mayoría de los asistentes; y las profesoras, en este caso, María, Carmen y Lola, habían animado a sus alumnos para asistir a la reunión.

En el turno de opiniones, se insistió en que se trata de un libro de lectura rápida. Algunos vieron esto como un defecto, porque el autor va tan al grano de la cuestión, que apenas se detiene en detalles, como la descripción de los personajes, tan necesaria en la narrativa; otros, en cambio, lo consideraron un acierto, porque todo lo que se cuenta es importante y nos llega directamente al corazón. En medio, la original posición de Carmen, para quien “El señor Ibrahim y las flores del Corán” no es una novela sino un tratado filosófico, donde todo se concentra y, después de la lectura, crece en ti; la novela está por hacer. Prueba de ello son algunas frases, que encierran toda una filosofía de la vida y que dieron pie a la reflexión y al debate:

  • La lentitud ése es el secreto de la felicidad”
  • La belleza está en todas partes: Allí donde pongas los ojos.”
  • Cuando quieras saber si estás en un lugar de ricos o de pobres, observa las papeleras. Si no ves ni basura ni papeleras, es que son muy ricos. Sin ves papeleras, pero no basuras, son ricos. Si ves basura al lado de las papeleras, no son ni ricos ni pobres: es un sitio turístico. Si ves basura, pero no papeleras, son pobres. Y si la gente vive entre las basuras, es que son muy, muy pobres.”

Esta última frase hizo que nos preguntáramos qué lugar es el barrio de Fátima. Llegamos a la conclusión de que no es ni rico ni pobre.

Valoramos muy positivamente: el punto de vista de narrador protagonista, porque le da frescura y verosimilitud a la historia, que sería completamente diferente de haber estado narrada en tercera persona; y también la estructura “in media res” (la novela comienza cuando el protagonista tiene trece años), que a Carlos le recordó al Lazarillo, y que obliga al autor a utilizar la analepsis (salto atrás), para que conozcamos los hechos anteriores, como cuando el señor Ibrahim le recuerda a Momo la niñez de su padre, durante el nazismo, o cuando la madre le explica por qué le abandonó.

Al hablar de los personajes surgieron interrogantes:

  • ¿Cómo es posible que la madre abandonara a Momo?
  • ¿Existió realmente Popol o es una invención del padre?
  • ¿Cómo se explica que un hombre bueno, como el señor Ibrahim, enseñe a Momo a sablear a su padre?
  • ¿Por qué se suicidó éste, arrojándose a un tren?
  • ¿Qué explicación tiene la muerte en accidente de coche del señor Ibrahim, que precipita el final de la novela?

A todas las preguntas fuimos respondiendo, con más o menos dificultad y con más o menos matices: la madre lo abandona, porque el marido le exigió quedarse con Momo, para que le dejara iniciar una nueva relación; Popol es una invención del padre, una especie de hijo perfecto, que utiliza como modelo para Momo o más bien para desacreditar todo lo que hace éste; la conducta del señor Ibrahim es irreprochable desde el punto de vista del narrador; el suicidio del padre es la crónica de una muerte anunciada, porque, como dice el señor Ibrahim, después de haber perdido a su familia a manos de los nazis, “quizá se sentía culpable de seguir con vida” (…) “Sus padres se subieron a un tren que los llevó a la muerte. Él tal vez llevaba toda la vida buscando su tren.”

En cambio, la respuesta a la última de las preguntas permaneció en el misterio, durante buen parte de la reunión, aunque, al final, como en otras ocasiones, surgió la luz, en forma de explicación a esta pieza del puzle, que no acababa de encajar. Una alumna, Beatriz, fue la encargada de iluminarnos: el señor ibrahim se dirige a la Región de la Media Luna Dorada, para reencontrarse con su mujer, ya fallecida, y la única forma de hacerlo es morir también. ¿Se trata quizá de un suicidio? Puede ser, en cualquier caso, su muerte es premeditada, porque había dejado hecho su testamento, antes de marcharse.

Acabada la reunión, aún seguimos hablando de la novela, porque teníamos la conciencia de que muchas cosas se nos habían quedado en el tintero, como las tekkes, monasterios donde los monjes bailan, girando sobre sí mismos, hasta perder toda referencia terrenal. El señor Ibrahim llevó a Momo a practicar este baile y sus sensaciones fueron increíbles:

He sentido cómo mi odio se vaciaba. Si los tambores no se hubieran parado, creo que podría haber llegado superar lo de mi madre. Esto de rezar ha sido la leche…”

Nos fuimos a tomar café y no cesamos de hablar sobre este compendio de sabiduría que es “El señor Ibrahim y las flores del Corán” y sobre el éxito de participación de esta última sesión del Club de Lectura.

El próximo libro sobre el que debatiremos, en el mes de septiembre: “El hijo de Noé”, escrito también por Eric-Emmanuel Smichtt. A partir del martes, 28 de junio, disponemos de ejemplares en el centro. (Vicedirección)

EL SEÑOR IBRAHIM Y LAS FLORES DEL CORÁN

GUIÓN PARA EL DEBATE

(23 de junio, miércoles, a las 9 horas)

 1.      Introducción al autor.

2.      Opinión breve sobre la novela. 

  • Si nos ha gustado o no y por qué. Puntúa la novela entre 0 y 10 y justifícalo. 

3.      Contexto histórico. 

4.      Espacio. 

5.      Tiempo. 

6.      Significado del título: “El señor Ibrahim y las flores del Corán”.  

7.      Punto de vista narrativo.  

8.      Estructura. 

9.      Intriga: mecanismos para generarla. 

10. Personajes: 

  • Momo
  • El señor Ibrahim
  • El padre
  • La madre 

11. Temas para el debate 

  • La sociedad:
    • La familia: las relaciones padres-hijos; la separación de los padres; etc.
    • La convivencia de personas de diferente religión.
    • El mundo de la prostitución.
    • El nazismo: el exterminio de los judíos, los traumas de los supervivientes.
    • El suicidio. 
  • Los sentimientos:
    • La ausencia de afecto.
    • La soledad.
    • La amistad
    • El sentimiento de culpabilidad: el padre de Momo (64). 
  • La religión:
    • El islamismo: las enseñanzas del Corán. (39).
    • El judaísmo: la persecución nazi. (46). 

12.  Frases para la reflexión: 

  • Sonreír es cosa de ricos, señor Ibrahim. Yo no tengo medios. (31)
  • Sonreír es precisamente lo que hace feliz a uno. (31).
  • Un hombre pasa la vida entera tan sólo en dos lugares: en su cama y en sus zapatos. (49).
  • Cuando quieras aprender algo, Momo, habla con alguien, no cojas un libro. Yo no creo en los libros. (54).
  • La belleza está en todas partes. Allí donde pongas los ojos. Eso dice el Corán. (55).
  • Cuando quieras saber si estás en un lugar de ricos o de pobres, observa las papeleras… (78).
  • Ah, no, por la autopista no, Momo… Las autopistas dicen: pasen ustedes, aquí no hay nada que ver. (78).
  • La lentitud ése es el secreto de la felicidad. (79).
  • El corazón del hombre es como un pájaro encerrado en la jaula del cuerpo. (82).
  • Te mueves demasiado, Momo. Si quieres tener amigos, tienes que quedarte quieto. (85).
  • Para los hombres normales y corrientes, nuestra belleza es aquella que seamos capaces de encontrar en una mujer. (85). 

13. Estilo. 

14. Propuesta de lectura para el próximo curso.

 

ENTRANDO Y SALIENDO DEL TÚNEL

Ayer no contamos con la presencia de alumnos en el club de lectura, a causa de las Pruebas de Selectividad. Esto propició una reunión con intervenciones más largas y reflexiones quizá más profundas. En la presentación del autor, que hicimos entre todos, se dieron algunas claves para entender la novela “El túnel”: la infelicidad de Ernesto Sábato, durante su infancia; las sucesivas crisis existenciales, que le llevaron, primero, a militar en el partido comunista y, después, a desencantarse con las atrocidades cometidas por Stalin, en la Unión Soviética; etc.

Desde el principio, quedó claro que íbamos a hablar de Juan Pablo Castel, protagonista absoluto de esta primera novela del autor. Se emplearon calificativos, como esquizofrénico, paranoico, egoísta y contradictorio, con el fin de acercarnos él y tratar de entender su extraño comportamiento.

La mayoría de los asistentes habíamos leído “El túnel”, en nuestra juventud: unos apenas teníamos recuerdos de su contenido y volver a leerla ha sido como hacerlo por primera vez; otros, en cambio, tenían muy presente la vida tortuosa de Juan Pablo Castel, bien porque su lectura coincidió con un periodo de crisis personal o bien porque se había convertido en un libro de cabecera, al que volvían, una y otra vez.

En cualquier caso, a casi todos nos había calado hondo esta novela de apenas 160 páginas, en la que no solo importa lo que se dice, sino sobre todo lo que se sugiere, a través de los espacios en blanco, como comentó Carmen.

Por eso, nos formulamos preguntas:

¿Qué sabemos de María y de sus sentimientos? ¿Y de Allende, su marido? ¿Qué simboliza su ceguera? ¿Cual es el tema de la novela? ¿Qué representa el túnel?

Las respuestas, en un principio, fueron meras tentativas de aproximación; pues la novela admite muchas interpretaciones; pero, poco a poco, fuimos adentrándonos en la mente tortuosa, laberíntica, del protagonista; nos dejamos llevar por sus obsesiones; releímos fragmentos, como el encuentro inicial, la escena de la ventana que, primero, es contada por Juan Pablo y, después, por María:

“Cuando vi a aquella mujer solitaria de tu ventana, sentí que eras como yo y que también buscabas ciegamente a alguien, una especie de interlocutor mudo. Desde aquel día pensé constantemente en vos, te soñé muchas veces acá, en este mismo lugar donde he pasado tantas horas de vida. Un día hasta pensé en buscarte y confesártelo. Pero tuve miedo de equivocarme, como me había equivocado una vez y esperé que de algún modo fueras vos el que buscara. Pero yo te ayudaba intensamente, te llamaba cada noche…”

Así, le expresa ella sus sentimientos, pero él no la escucha, porque sólo piensa en sí mismo, encerrado en el túnel de su soledad, y no está dispuesto a que nadie le ayude a salir.

En cuanto a Allende, concluimos que es el personaje más lúcido de la obra, el único que se atreve a decirle a Juan Pablo lo que es: un insensato, es decir, una persona inmadura, que, a pesar de sus razonamientos continuos sobre lo que hace o deja de hacer o sobre lo que hacen o dejan de hacer los demás, demuestra una falta de juicio total, especialmente, cuando mata a María, que era la única que le hubiera permitido salir del túnel. Allende se comporta así, con la lucidez de otros grandes ciegos de la historia de la literatura, como el Max Estrella de “Luces de bohemia” o el adivino Tiresias de “Edipo rey”. Paradojas que engrandecen estas obras.

El conflicto entre la intuición y la razón nos pareció el tema principal que se plantea en la novela, porque Juan Pablo se guía por la primera, cuando ve a María contemplado la ventana de su cuadro; pero, después, sus absurdos razonamientos le conducen a matarla.

El propio narrador protagonista explica el simbolismo del túnel, al final de la historia; pero, en la reunión de ayer, nos planteamos en qué medida todos estamos dentro de él. Llegamos a la conclusión de que las personas normales salimos y entramos del túnel, porque, a diferencia de Juan Pablo Castel, nos conformamos con lo que tenemos, no estamos obsesionados con alcanzar la perfección absoluta, ni se la exigimos a los demás, ni nos caracterizamos “por recordar preferentemente los hechos malos”. Al contrario, preferimos quedarnos con lo positivo de la vida , porque, como dice María Iribarren, “vivir consiste en construir futuros recuerdos”.

Nos vemos el 23 de junio, jueves, a las 9 horas, para hablar de “El señor Ibrahim y las flores del Corán”, una novela breve, pues apenas llega a las cien páginas, escrita en un lenguaje sencillo, que narra la historia de Momo, un chico de trece años, y su amigo, el señor Ibrahim. Apta para todos los públicos. Os animamos a venir a esta última sesión del club de lectura.

EL TÚNEL

GUIÓN PARA EL DEBATE

(9 de junio, jueves, a las 18 horas, en la biblioteca)

1. Introducción al autor.

2. Opinión breve sobre la novela.

• Si nos ha gustado o no y por qué. Puntúa la novela entre 0 y 10 y justifícalo.

3. Espacio.

4. Tiempo.

5. Significado del título: “El túnel”.

6. Punto de vista narrativo.

7. Estructura.

8. Intriga: mecanismos para generarla.

9. Personajes:

• Castel

• María

• Allende

• Hunter y Mimí

10. Temas para el debate

• La razón y la intuición: dos formas de enfrentarse a la realidad (39).

• Los sentimientos

– El amor y el odio (124)

– Los celos (144)

– Entrega total (135)

– El deseo de posesión total (134)

– El amor fingido (107-149)

– La soledad y la desesperación (119)

• El sexo: la simulación de l placer (152).

• La existencia humana

– La fugacidad (142)

– La inutilidad de la vida (87- 121)

– La necesidad de comunicación une a los dos personajes (137).

– La repetición del tipo o las deformaciones de familia (67-8).

• Los críticos (78)

11. Frases para la reflexión:

• «todo tiempo pasado fue mejor» no indica que antes sucedieran menos cosas malas, sino que —felizmente— la gente las echa en el olvido.

• La experiencia me ha demostrado que lo que a mí me parece claro y evidente casi nunca lo es para el resto de mis semejantes.

• Me elogió los cuadros de tal manera que comprendí que los detestaba.

• Necesitaba detalles: me emocionan los detalles, no las generalidades.

• AMABA desesperadamente a María y no obstante la palabraamor no se había pronunciado entre nosotros.

• Yo creo que el artista debería imponerse el deber de no llamar jamás la atención. Me indignan los excesos de dramatismo y de originalidad.

• La felicidad está rodeada de dolor.

12. Estilo.

13. Mensaje de la novela.

14. Próxima lectura (PROPUESTA).